Un espacio de profundo respeto a las niñas y a los niños, donde se aprende en un proceso dialéctico que va de la palabra, a la acción y a la conciencia.

Un entorno cooperativo y constructivo para apropiarse del mundo y sus representaciones. Un ambiente que abre ventanas para permitir a las y los escolares ser lectores críticos de la realidad. Una escuela que articula la palabra, la imaginación, la acción, la reflexión y la voluntad.

Un lugar donde las identidades tienen el derecho permanente a expresarse y a ser respetadas en su diversidad.